La acidez del aceite de oliva es el principal indicador de calidad.
En concreto, mide la cantidad de ácidos grasos libres que hay en el aceite.
Cuanto menor sea la acidez, mejor aceite de oliva, ya que una baja acidez indica que el aceite ha sido elaborado con aceituna sana y fresca.
La acidez mide la cantidad de ácidos grasos libres que hay en el aceite y sólo puede ser detectada en laboratorio mediante una prueba específica.
Se expresa convencionalmente como un porcentaje de ácido oleico por cada 100 g de producto.
Aceite de Oliva Virgen Extra: cuenta con una acidez máxima de 0,8%.
La acidez óptima del aceite de oliva es aquella que es baja.
Si la acidez es alta, es debido a que los ácidos oleicos están libres, por lo que la aceituna habrá sufrido algún tipo de cambio externo.
Según la normativa vigente, para clasificar un aceite de oliva como virgen extra, debe tener una acidez igual o menor del 0,8% de ácido oleico por cada 100 gramos de producto.
La mejor acidez es la del AOVE (aceite de oliva virgen extra).