Para su elaboración, los blancos son normalmente despojados de hollejos, rabillos y pepitas, para que no maceren y se evite así la extracción de polifenoles amargos y fácilmente oxidables. Aunque, al contrario de lo que se piensa, algunos blancos pueden llegar a elaborarse de manera muy parecida a los tintos, en contacto con sus hollejos antes de la fermentación, para obtener mayor complejidad aromática y cuerpo. En general, y al igual que los tintos, la mayoría de los blancos se suelen clasificar por la uva, los niveles de azúcar, la elaboración, o por sus técnicas de crianza. LAS 10 ETAPAS EN LA ELABORACIÓN DEL VINO BLANCO El proceso de elaboración del vino blanco se establece por etapas. El proceso es el siguiente: 1. Despalillado, consiste en separar mecánicamente las uvas de los rabillos. 2. Estrujado, se extrae el máximo jugo posible sin que se aplasten los elementos sólidos. 3. Maceración, es una etapa opcional donde el jugo permanece unas horas en contacto con la pulpa y pieles. 4. Prensado, se prensa la mezcla para extraer el máximo mosto posible limpio de sustancias. 5. Fermentación alcohólica, el mosto se transforma en vino de manera natural. 6. Fermentación maloláctica, algunos vinos blancos pueden realizar esta etapa. 7. Maduración, el vino blanco joven no se embotella de inmediato, la maduración suele hacerse en cubas de acero inoxidable. 8. Crianza en barrica, el vino puede pasar varios meses en barrica de roble, lo que le confiere un aroma y un cuerpo determinados. 9. Estabilización, filtrado y envasado, se somete el vino a bajas temperaturas y se filtra antes de embotellarse. 10. Crianza en botella, tras ser embotellado el vino se deja madurar algunos días, semanas o meses en bodega.