El olivar superintensivo viene desarrollándose de manera creciente desde hace 25 años, con picos de alta demanda de plantación en los últimos 5 años.
Su cultivo pretende solucionar los inconvenientes que presenta el desarrollo convencional de marcos de plantación más amplios, buscando mayor rentabilidad y en menor plazo de tiempo.
España es el país líder en genética, producción y ventas en el mundo olivícola mundial.
Allí, el porcentaje mayoritario de nuevos proyectos son según el modelo de cultivo superintensivo.
Tanta es la ventaja respecto a las anteriores técnicas que, los olivares tradicionales, se han ido removiendo paulatinamente para realizar plantaciones superintensivas.
De esta forma, los ibéricos cuentan con el 50% de las más de 100.000 hectáreas de olivares superintensivos que se encuentran alrededor del mundo.
Los antecedentes disponibles indican que el olivar super intensivo ha demostrado ser el marco que otorga mayores ingresos y rentabilidad, por su producción precoz, su calidad de aceite, su menor envergadura leñosa y su alto grado de mecanización.
Con decirte que a partir del 2º y 3er año, las producciones superan los 12000 kg/ha, esto permite tener una tasa de amortización de la inversión muy rápida.
Sin hablar que con este método vas a reducir la mano de obra, ya que muchas de las tareas que habitualmente se realizan en el olivar convencional mediante trabajadores, pueden ser sustituidas por maquinaria agrícola, desde la recolección hasta la poda.
Y dado que los costes del mantenimiento del cultivo cada vez son más altos y el precio del aceite muchas veces no cubre gastos, es una garantía de éxito productivo.