El vino Rioja destaca por su personalidad y trayectoria histórica, que le permite ofrecer caldos de una calidad contrastada.
La climatología y los suelos son fundamentales para conseguir vinos de calidad.
Los suelos de La Rioja son arcillosos, calcáreos o aluviales, según la subzona.
En los vinos tintos, La Rioja es el imperio de la uva tempranillo, que se combina con las uvas mazuelo y garnacha.
En el caso de los vinos blancos, la uva protagonista es la viura.
Un vino puede tener, gracias a la barrica, toques de madera, cereza, frambuesa, vainilla u otros matices que los sumillers saben distinguir.
Un vino de La Rioja Crianza tinto es aquel de tercer año que ha sido envejecido en barrica de roble por un periodo mínimo de un año y tendrá que pasar otro año de embotellamiento antes de comercializarse.
Un vino de La Rioja Reserva tinto es aquel de tres o más años que, como mínimo, haya estado reposando durante un año en barrica de roble.
La principal diferencia con respecto al vino de crianza estará en el tiempo de reposo, que es como mínimo un año mayor que en el anterior caso.