A la hora de freír, la croqueta tiene que estar cubierta de aceite, de esta forma, la croqueta se cocinará por todos lados a la vez, creando una capa homogénea que ayudará a que el relleno se quede dentro.
El otro factor fundamental para conseguir unas croquetas perfectas es la temperatura del aceite.
El cocinero recomienda que el aceite se encuentre en una temperatura “entre 170 y 180 grados porque si no se nos pueden abrir o romper”.
Si está más suave (fuego) le cuesta y si está muy fuerte se quema por fuera y no se calientan por dentro.
Son cuatro detalles y cogerle el punto.
Para saber con exactitud la temperatura a la que se encuentra el aceite, Arguiñano cuenta con un termómetro de cocina que le permite averiguar el momento exacto en el que debe añadir las croquetas al fuego.
Una vez nuestras croquetas estén cocinadas, el cocinero vasco recomienda que las reservemos en un plato cubierto con papel de cocina, pues este absorberá el aceite sobrante y evitará que nos queden unas croquetas excesivamente aceitosas.
Si no contamos con un termómetro de cocina en casa, puede que nos resulte complicado saber cuándo nuestro aceite se encuentra en la temperatura perfecta para freír las croquetas.
Para solucionar este problema, Arguiñano ha querido compartir con sus telespectadores otro sencillo truco, una técnica que probablemente ya hayamos visto hacer en casa a nuestras abuelas.
Para averiguar si el aceite está suficientemente caliente para comenzar la fritura, Karlos Arguiñano echa en la cazuela unas migas de pan rallado.
Si el pan empieza a freírse, es decir, a hacer burbujitas en el aceite, quiere decir que el aceite está en el punto perfecto para freír en él.