Tu organismo experimentará numerosos cambios positivos si metes más hortalizas en la cesta de la compra y las conviertes en protagonistas de tu menú diario: tu estrés se reducirá, tu bienestar subirá y las papeletas de padecer enfermedades futuras serán mucho menores.
Las mujeres deben tratar de comer por lo menos de 21 a 25 gramos de fibra al día, de 30 a 38 gramos en el caso de los hombres.
Este nutriente te ayudará a tener mejores digestiones, eliminar más toxinas y residuos a través de las heces, evitar problemas gastrointestinales, mejorar los niveles de colesterol y azúcar en sangre y también controlar el peso.
Comer más de 5 piezas de vegetales diarios reduce el riesgo de problemas de corazón, accidentes como los ictus, cáncer y muerte prematura.
Una de las principales conclusiones es que comiendo 10 porciones de frutas y verduras por día se evitarían 7,8 millones de muertes prematuras en todo el mundo.
Comer más verduras a diario mejora tu pelo, uñas, dientes, y especialmente la piel, gracias a su riqueza en fitonutrientes, vitamina C o agua, responsable de la hidratación.
Nutrientes como la vitamina A cuidan la vista protegiéndola de las cataratas o la degeneración macular, mientras que la vitamina C es clave para la salud de tus encías o para sanar las heridas.
Las verduras son ricas en nutrientes esenciales para prevenir la depresión y combatir el estrés y la ansiedad gracias a las vitaminas del grupo C y B, las grasas omega 3 o el magnesio.
El ácido fólico presente en muchos vegetales te ayudará a tener un mejor embarazo, especialmente durante el primer trimestre.
La evidencia científica apunta a que el 20% y el 25% de los tumores malignos podrían evitarse con una buena dieta, rica en nutrientes como los flavonoides de los cítricos, las antocianinas y polifenoles de las berenjenas, la luteolina de las espinacas o el licopeno de los tomates y las zanahorias.
Una dieta basada en plantas y alimentos integrales tiene capacidad para mejorar el colesterol, reducir la presión arterial y no solo prevenir y tratar las enfermedades cardíacas, sino también revertirlas.