La trucha es la más saludable para comer debido a su perfil de ácidos grasos, que revela un mayor contenido de ácidos omega-3 y omega-6, junto con un bajo aporte de grasas trans y un bajo contenido de grasas saturadas. Estos ácidos grasos son esenciales para la salud cardiovascular y también se ha demostrado que tienen un impacto en el control de enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes o la hipertensión. Además, hay evidencia de que su consumo tiene un factor protector para accidentes cerebrovasculares e infartos. Podríamos asumir que estos mismos beneficios aparecerán en cualquier otro grupo de edad, y como en el envejecimiento ocurren ciertos cambios fisiológicos, principalmente a nivel gastrointestinal, que afectan la absorción de nutrientes, en personas más jóvenes los efectos de la trucha deberían ser aún más notorios. Para sacarle todo el provecho a la trucha, es recomendable una cocción en base a leña, ya sea en una parrilla o en una cocina a leña, porque se comporta muy bien con el humo. También se da muy bien a la plancha, cocinada en filetes, sobre un sartén de fierro con mantequilla y aceite de oliva, vuelta y vuelta, con no más de cinco minutos por lado. La trucha se distribuye en forma comercial, principalmente congelada, en diferentes supermercados del país, y también se encuentra en centros de venta de productos congelados y en algunos restaurantes que la tienen en su menú.