Comenzaremos por cortar nuestras rebanadas de pan con ayuda de un cuchillo de sierra. El siguiente paso será tostar el pan en la tostadora, horno o en una sartén plana. Es necesario tener en cuenta que el pan no debe estar demasiado tostado porque se endurecerá y es bastante complicado morderlo. Cuando ya tengamos todas las rebanadas tostadas, pelaremos y cortaremos un ajo por la mitad y proseguiremos restregándolo por todo el pan. A continuación cortamos los tomates por la mitad y los untamos sobre el pan, asegurándonos de que toda la superficie quede impregnada. Proseguiremos agregando la sal y seguidamente el aceite de oliva virgen extra.
Es importante para este tipo de preparación, si queremos hacerlo de manera tradicional, que no tenemos que hacer es cortar rodajas de tomate y ponerlas por encima del pan. Incluso no deberíamos rallarlo y ponerlo por encima, solo frotar y aprovechar la pulpa del tomate directamente sobre el pan tostado. En Cataluña se dice que “sucar el pa” porque el tomate se moja directamente sobre el pan.
Una vez hayamos untado el tomate en el pan, tendremos que salar nuestras rebanadas. La sal siempre irá antes que el aceite. El aceite debe ser de la mejor calidad posible además de que debe agregarse en cantidades abundantes. Los chorritos tímidos harán que el pan siga teniendo esa sequedad y no es algo agradable al paladar.
Los tomates rallados que vienen ya preparados mezclados con aceite y sal no son una buena opción. El tomate se oxida muy rápido, y una vez se ralla, se acelera este proceso. Por este motivo es una mezcla que no sirve para esta preparación y le quita lo especial al pan con tomate.
Aparte de los ingredientes principales, existe otro que es opcional: el ajo. Lo partiremos a la mitad y rascaremos directamente sobre el pan, sin cortar en cachitos o trozos, ni rallarlo. Sólo queremos el aroma que da el ajo, no llega casi a darle sabor.