No se puede afirmar que la leche de vaca sea más saludable que la leche de cabra ni viceversa, las diferencias nutricionales entre una y otra son mínimas.
La leche de cabra contiene aproximadamente la misma cantidad de lactosa y de proteínas que la de vaca, pero tiene más calcio y grasa, que se organizan en gotas de tamaño inferior, lo que podría mejorar su digestibilidad.
Pero no hay evidencia científica que apoye esta teoría.
Su contenido en ácido fólico y vitamina D es menor.
Quizá, para los de paladar sensible, su diferencia principal radique en su sabor.
Ambos tipos de leche tienen prácticamente el mismo contenido en hidratos de carbono, así como la misma cantidad de caseína, la proteína de la leche.
La leche de cabra tiene un valor algo menor en su contenido en grasa, pero es prácticamente insignificante.
Mientras que la leche entera de vaca tiene unos 3,7 gramos por cada 100 de producto, la de leche de cabra tiene alrededor de 4,1 gramos.
Ninguna de ambas es apropiada para alérgicos o intolerantes.
Dado que la cantidad de lactosa y de caseína de una y otra es prácticamente idéntica, no se recomienda ninguna de ellas a personas intolerantes a estas sustancias.
Así como una persona alérgica a la caseína, obviamente, deberá evitar todo tipo de lácteos.
Puede que, en algunos casos, la leche de cabra no las desencadene.
Así lo muestran los resultados de un estudio publicado en la revista Anales de Pediatría: entre un grupo de niños con este tipo de alergia, el 25% mostró una buena tolerancia oral inmediata y tardía y test inmunológicos de reacción adversa negativos al tomar leche de cabra.
Entre las limitaciones del estudio, sin embargo, se encuentra su muy reducido número de participantes: un total de 12.
Es más, la investigación apunta que no se puede aconsejar a los pacientes con alergia a las proteínas de leche de vaca el aporte de leche de cabra sin asegurarse previamente de su posible tolerancia bajo control de un especialista.
En definitiva, si es alérgico a los productos lácteos, puede pedirle a su médico que compruebe si puede tolerar la leche de cabra de manera segura, y recuerda que en ningún caso debe consumirse sin consultar antes a un profesional sanitario.
Si tiene intolerancia a la lactosa, es más seguro escoger bebidas vegetales que garantizan estar libres de lactosa.
Ahora bien, como añade Sabaté, hay que tener en cuenta que, dentro de los subtipos de la proteína caseína, la beta caseína A1 está en mayor cantidad en la leche de vaca que en la de cabra y algunos estudios sugieren que esta puede provocar molestias digestivas, de inflamación o de intolerancia en personas ya predispuestas a ello.
Es por ello que, en personas que padecen problemas digestivos o enfermedades autoinmunes, se recomienda optar por lácteos de cabra y mejor en forma de yogur, ya que está fermentado.
En este sentido, y como expone en su cuenta de Instagram Joaquín Puerma, médico especializado en endocrinología y nutrición, el consumo de lácteos de cabra puede ser especialmente interesante y recomendable a nivel nutricional en pacientes con alteraciones digestivas, así como en aquellas enfermedades que puedan beneficiarse de una dieta antiinflamatoria, como el caso de la mayoría de enfermedades autoinmunes.
Leche y niños de menos de un año: la de cabra tampoco es recomendable.
En relación a su consumo en niños, debemos destacar que ninguna de las dos está recomendada para menores de un año, excepto si se hace como ingrediente en las fórmulas para lactantes o preparados de continuación.
Es cierto que, como adelantábamos, la leche de cabra se ha propuesto como una opción para los niños que tienen alergia a las proteínas de la leche de vaca.
Sin embargo, la EFSA no la considera una alternativa segura dado que, como explica la experta, sus proteínas son muy similares a las de la de vaca.
Las proteínas de la leche de cabra pueden inducir sus propias alergias y no hay evidencia científica que demuestre que la incidencia de las alergias sea menor si a los menores de 12 meses se les alimenta con fórmulas basadas en leche de cabra.