La carne queda dura, son los errores que cometemos con el método de cocción o, lo que es lo mismo, no controlamos el tiempo ni la temperatura en que cocemos la proteína.
Imagina que tienes una porción de arrachera Maxicarne y mueres de hambre, así que colocas el sartén en la hornilla, la enciendes y al mismo tiempo pones la carne.
Para empezar, tardará una eternidad en tomar temperatura y, cuando al fin lo haga, la carne soltará todos sus jugos, por lo que cuando esté cocida, también estará seca y dura.
Sellarla antes de cocerla es el mejor método: Coloca un poco -realmente poco- de aceite en el sartén y sube la temperatura; una vez que esté bien caliente pon la carne y déjala alrededor de un minuto, voltéala, espera otro minuto, baja la temperatura de la flama a media y entonces sí dale tiempo para que llegue al término que más te guste.
De esta manera, tu carne de cerdo o res al sartén quedará suave y jugosa.
Una manera de lograrlo es friéndola un poco o lo que nuestras abuelas llamaban sancochar.
El procedimiento consiste en freír la carne en aceite a temperatura muy alta, pero por muy poco tiempo, retirarla y en ese mismo recipiente cocinar la salsa para luego incorporar de nuevo la carne y dejarla hervir.
Con ello, todo el sabor de la fritura se quedará en el caldillo y la carne tendrá ese toque dorado que tanto gusta.
En el caso de los caldos es muy importante hacer justo lo contrario a los ejemplos anteriores.
Digamos que vas a preparar un caldo de pollo: sirves agua en la olla, colocas las piernas y muslos Maxicarne junto con sal, ajo y cebolla y dejas que todo tome temperatura mientras vas agregando las verduras hasta que hierva y todo quede bien cocinado.
Con ello, logramos precisamente que los jugos del pollo salgan y se combinen con el caldo para darle sabor y consistencia.