La olla de cocción lenta apenas evapora los líquidos y estos se quedan atrapados en los guisos, sumándose a los jugos naturales que aportan las verduras, carnes, pescados o frutas. Si se nos va un poco la cabeza con este tema, podemos convertir nuestro guiso en el balneario de La Toja, todo chorros, burbujas y corrientes de agua. Conscientes del asunto y con los hábitos bien educados, todo vuelve a su ser y parimos guisos espesitos con su chup chup y sus cosas, carnes en salsa y mermeladas untables, pero hay un capítulo en el que la humedad tiene que estar bien controlada. El truco es muy sencillo y está al alcance de todos. Solo hay que tener un paño –recomendable que sea de microfibra o rizo– especialmente dedicado a este menester y colocarlo sobre la olla antes de poner la tapa. Una vez colocado el paño sobre la olla, se pone la tapa encima y se tensa, estirando con suavidad de las puntas. Hay que tener cuidado al abrir la tapa para comprobar la cocción, pues el vapor podría provocarte quemaduras en las manos o las muñecas. Tan solo ten la precaución de no exponer la piel tomando la tapa desde arriba y retirando el paño con cuidado. Aplica este truco siempre que cocines tartas, panes, bizcochos u otras recetas en las que te interese mantener la humedad a raya.