Las croquetas son uno de los platos más icónicos de la gastronomía española, pero lograr la textura perfecta puede ser un reto.
Una bechamel demasiado espesa hará que las croquetas queden secas, mientras que una demasiado líquida puede dificultar su manipulación y fritura.
Para evitar estos problemas, Karlos Arguiñano comparte un truco infalible que también aplican muchas abuelas andaluzas, sobre todo, si vas a hacer la bechamel con antelación: regar la bechamel con un buen chorro de leche antes de guardarla.
El secreto para una bechamel cremosa Si te gusta organizarte con tiempo en la cocina el truco de Arguiñano te va a encantar, porque está especialmente pensado si haces la bechamel con antelación.
El truco de Arguiñano consiste en añadir un poco de leche a la bechamel antes de que repose, evitando así que se forme una costra en la superficie.
Al calentarla antes de usarla, se recomienda remover bien con unas varillas para reincorporar la leche y recuperar su textura cremosa y homogénea.
Este sencillo paso garantiza que la bechamel no se endurezca, manteniendo su suavidad para unas croquetas irresistibles.
Así, podrás disfrutar de ella las hagas con los ingredientes que sean.
Karlos Arguiñano recomienda seguir esta fórmula: 100 g de mantequilla o aceite de oliva, 100 g de harina y un 1 litro de leche entera caliente (se puede aumentar a 1,2 litros para una textura más fluida).
La bechamel debe cocinarse entre 10 y 15 minutos hasta que espese correctamente