El jamón ibérico es uno de los productos estrella de la gastronomía española, reconocido a nivel mundial por su sabor, textura y calidad únicos.
Pero no todos los jamones ibéricos son iguales: su excelencia depende, en gran medida, de la zona donde se crían los cerdos y se curan las piezas.
En el Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, los cerdos ibéricos se crían en libertad y se alimentan de bellotas durante la montanera.
La Denominación de Origen Protegida (D.O.P.) Jabugo garantiza que el jamón se ha curado durante más de 24 meses en secaderos naturales, aprovechando el microclima fresco y húmedo de la zona.
Los jamones de Jabugo suelen tener un sabor profundo, persistente y con una textura suave que se deshace en la boca.
En Guijuelo los inviernos fríos y secos favorecen una curación larga y suave que otorga a los jamones de Guijuelo un sabor más dulce y delicado que los de otras regiones.
En Extremadura los cerdos se alimentan de bellotas, hierbas y pastos naturales durante la montanera, lo que confiere a la carne una calidad extraordinaria.
En el Valle de Los Pedroches se producen jamones ibéricos de bellota 100% raza ibérica, con un perfil aromático fresco y elegante.
El clima seco de la Sierra Morena permite una curación muy controlada, lo que da lugar a piezas armoniosas, con grasa fundente y sabor refinado.
España es un verdadero paraíso del jamón ibérico, y cada región aporta su sello distintivo gracias a factores como el clima, el tipo de dehesa y las tradiciones locales de curación.
Ya sea Jabugo, Guijuelo, Los Pedroches o la Dehesa de Extremadura, cualquiera de estas zonas te ofrece una experiencia gourmet incomparable.