Las primeras referencias del azúcar se remontan a casi 5,000 años.
Su expansión está ligada, como la de tantos otros productos, al avance de las conquistas y el devenir de la historia.
La ruta de la caña siempre ha sido de Oriente a Occidente, desde el Índico al Mediterráneo y, finalmente, al Atlántico.
Nació en Nueva Guinea y llegó hasta la India, desde donde se extendió a China y al Próximo Oriente.
Fueron precisamente los indios los pioneros en probar su sabor.
Las primeras referencias históricas del azúcar se remontan al año 4.500 antes de Cristo.
Mucho tiempo después, hacia el año 510 A.C., el azúcar llega hasta Persia, donde los soldados del Rey Darío, fascinados por sus propiedades, la denominaban “esa caña que da miel sin necesidad de abejas”.
Son los árabes, tan aficionados al dulce, los que al invadir las regiones del Tigris y el Éufrates, descubren las infinitas posibilidades que presenta.
Estos lo introducen en zonas recientemente conquistadas, cultivando la caña de azúcar en Siria, Egipto, Chipre, Rodas y todo el Norte de África.
Es precisamente allí, donde los químicos egipcios perfeccionan su procesado y la refinan.
Con el descubrimiento de América, el azúcar viaja de mano de los conquistadores españoles a Santo Domingo, donde se cultiva por primera vez en gran escala, llegando más tarde a Cuba y a México.
Paralelamente, otros españoles en sus viajes favorecen su expansión a zonas asiáticas, como las Islas Filipinas y los archipiélagos del Pacífico.
De mano de los portugueses, la caña de azúcar llega a Brasil, los franceses la introducen a sus colonias del Océano Índico y los holandeses en las Antillas.
A finales del siglo XVII, la producción y el consumo de azúcar de caña se encontraba extendido prácticamente por todo el mundo.
Con la abolición de la esclavitud, y por lo tanto de la mano de obra barata que trabajaba, la producción entra en un período de crisis.
A partir de aquí, los organismos internacionales y los gobiernos de los principales países productores establecerán cuotas de exportación y producción de caña, para mantener el equilibrio y el control del mercado.
El azúcar es en la actualidad el alimento habitual en la dietas de los países.
Reivindicado por científicos y expertos internacionales, es considerado hoy como uno de los principales aportes energéticos para el organismo.