La Argentina es un país con 50 capitales nacionales.
La ciudad de Buenos Aires puede jactarse de ser el centro administrativo del país, pero La Plata, por ejemplo, posee el derecho de presentarse como la Capital Nacional del Muñeco de Fin de Año.
Y, en Gancedo, Chaco, sus habitantes pueden sentirse orgullosos, pues su ciudad es la capital nacional nada menos que del Meteorito.
La declaración de "capital nacional" resulta un trámite institucional serio.
La cuestión empieza cuando un legislador, siguiendo una modesta aspiración, presenta un proyecto de ley para transformar un pueblo, localidad o ciudad en el referente de algo.
Estas iniciativas, que suelen abundar a fin de año en las maratónicas sesiones del Congreso nacional, a veces hacen transpirar -muchas veces por vergüenza- a legisladores de ambas cámaras.
Porque, en ocasiones, una localidad compite con otra por transformarse en la "capital nacional de..." y eso provoca discusiones acaloradas.
O como ocurrió hace poco con Sunchales, hoy Capital Nacional del Cooperativismo, que casi tuvo que agregarle "rural", ya que el cooperativismo (en sus amplias expresiones) ya contaba con alguna otra capital en el país, que, de todos modos, los legisladores no pudieron comprobar.
Finalmente, la ciudad santafecina logró la designación y, en un medio provincial que seguía con atención el debate, el asunto se zanjó así: "Sunchales recibió el máximo honor: fue declarada Capital Nacional del Cooperativismo, reconociendo así su vasta e innegable trayectoria".
El oportunismo para presentar un proyecto es importante en estos casos.
En Junín de los Andes, Neuquén, todos los años festejan la Fiesta Nacional de la Trucha.
Pero un legislador de Esquel, Chubut, presentó este año un proyecto de ley para declarar esa ciudad Capital Nacional de la Pesca con Mosca.