Las legumbres se caracterizan por tener una buena cantidad de vitaminas y minerales, hidratos de carbono de lenta digestión, mucha fibra y nada de grasas.
Las alubias, como el resto de legumbres, son una fuente de proteínas vegetales y, por tanto, pueden sustituir a la carne si se complementan con cereales o con frutos secos.
Las alubias, en este sentido, están formadas por hidratos de carbono de bajo índice glucémico.
De esta manera, el aporte de energía es sostenido y, además, se evitan los picos de glucosa en la sangre que se asocian al sobrepeso y también a posibles resistencias a la insulina y, en consecuencia, al desarrollo de diabetes tipo 2.
Las alubias son bastante calóricas, contienen unas 350 kilocalorías por cada 100 gramos, según la Fundación Española de Nutrición (FEN).
Sin embargo, la fibra que contienen estas legumbres tienen un gran efecto saciante.
Esto significa que con una ración de este alimento nos sentimos más llenos que con otros alimentos y, por tanto, evitamos el sobreconsumo de calorías.
La fibra insoluble que contienen tiene un papel muy importante en la regulación del azúcar en sangre.
Pero, además, no contienen apenas grasas saturadas ni colesterol.
Tienen un pequeño aporte de lípidos insaturados, que tienen un efecto cardioprotector.
Las alubias, como las legumbres en general, ayudan a la conservación del medio ambiente por muchos motivos.
Su cultivo precisa poca agua comparado con la crianza de ganado y, además, revitalizan el suelo en el que crecen porque ayudan a fijar el nitrógeno en la tierra, un elemento que favorece el cultivo de vegetales y otras legumbres.
Además, en España se cultivan una gran variedad de legumbres y, si optamos por las que aquí se producen, se fomenta un transporte de alimentos más corto y, por tanto, con menos emisiones contaminantes.