La Semana Santa y sus torrijas suponen una puerta abierta a un pequeño margen de excesos a bases de dulces y fritos. Tan humilde y tradicional postre tiene pocos misterios, más que intentar tener buenos ingredientes y, sobre todo, controlar bien el aceite con el que freímos a estos empapados trozos de pan. Pero, ¿qué aceite es mejor para hacer torrijas? Como es lógico, no hay ninguna respuesta absoluta —algo habitual en cocina— y la decisión variará de nuestros gustos, disponibilidades e incluso de nuestros presupuestos. Tener en cuenta cuál es el más adecuado nos ayudará también a la hora de dar con las claves sobre cómo hacer para que las torrijas queden jugosas, pero no aceitosas. Sabor Generalmente cuando hacemos torrijas o utilizamos aceite para hacer repostería preferimos aceites más neutros o más planos de sabor que no eclipsen a la preparación. Aceite de oliva virgen extra: sabor pronunciado. Aceite de oliva virgen: sabor ligero. Precio Volvamos a hablar de protagonismo. Cuando elaboramos un postre o cuando el aceite es simple acompañante o vehículo no solemos buscar los mejores aceites del lineal. En este segundo plano de lo gustativo, salvo para ciertos paladares, la decisión de compra también se orienta por el precio. Principalmente porque, aunque sea puntual, una fritura requiere una cantidad elevada de aceite. Aceite de oliva virgen extra: más caro. Punto de humeo El punto de humeo no es solo relevante por la temperatura que alcanza el aceite para la fritura. De hecho, no necesitamos tampoco un aceite que el aceite esté humeando para hacer torrijas porque es un producto que se fríe relativamente pronto. Aceite de oliva virgen extra: entre 160º y 180º.