Para apreciar plenamente los aromas del vino rosado, es necesario servirlo según las reglas del arte.
Por ello, se debe prestar especial atención a la temperatura, el vaso y los platos acompañantes.
Los aromas del vino rosado dependen fundamentalmente del método de vinificación (maceración o prensado) y de la variedad de uva (Cabernet, Garnacha, Syrah, etc.).
En boca obtendrás aromas variados, como frutas, dulces, notas florales o incluso especias cálidas y amaderadas (canela, vainilla, etc.).
Una vez abierta, la botella de rosado se puede conservar en el frigorífico.
Sin embargo, no conviene retrasar su consumo, porque más allá de los 4-5 días corre el riesgo de envejecer y perder cuerpo y aromas con el tiempo.
Contrariamente a la creencia popular, una botella de rosado conservará toda su calidad si se conserva en una bodega o en una habitación a temperatura ambiente, idealmente entre 8°C y 10°C.