La temperatura de conservación y consumo del vino rosado es importante, ya que, una vez abierto, se puede conservar en el frigorífico, pero no conviene retrasar su consumo, porque más allá de los 4-5 días corre el riesgo de envejecer y perder cuerpo y aromas con el tiempo. La mayoría de los rosados se recomienda beber dentro del año posterior al embotellado, pero algunos pueden mejorar tras uno o dos años de crianza. Es importante conservar el vino rosado en una bodega o en una habitación a temperatura ambiente, idealmente entre 8°C y 10°C. Antes de degustar, se recomienda colocar la botella en el frigorífico o en una cubitera con hielo y sacarla diez minutos antes para que alcance la temperatura óptima. La copa adecuada para servir vino rosado es importante, ya que permite apreciar el color y la luminosidad del vino, y la elección de la copa puede exaltar los sabores y ofrecer la finura y complejidad del bouquet. Un vaso alto y estrecho, como el INAO o el ISO, es ideal para degustar el rosado, ya que permite concentrar los aromas volátiles y revelarlos mejor. La forma de tulipán de la copa también es importante para la oxigenación y aireación del vino, conservando al mismo tiempo los aromas. El maridaje de comida y vino rosado es fundamental para resaltar correctamente tanto el vino como la elaboración culinaria, y el rosado combina perfectamente con diferentes platos, desde el aperitivo hasta el postre. El rosado es adecuado para acompañar carnes o pescados a la parrilla, mariscos, preparaciones frías o calientes, y también combina bien con quesos tiernos o de cabra u oveja. El rosado también se puede disfrutar al final de una comida, con postres afrutados, y es importante servirlo en la temperatura adecuada para revelar todos sus aromas.