Los dulces de cocina, y la repostería en general, tienen su origen en Grecia. La historia enseña que el cultivo del arroz se inició en Asia, probablemente en China, hace más de 5. 000 años, que vino a Europa traído por los árabes en el siglo VIII, que se extendió rápidamente por España y que fue llevado a América a mediados del siglo XVIII.
El viejo refrán "estar más dulce que el azúcar" puede tener su razón de ser en el valor que alcanzó este producto a lo largo de la historia.
La palabra galleta, en sus orígenes, se aplicaba a una especie de torta de harina de trigo, de forma aplanada, muy seca, destinada a la alimentación de marinos y soldados en tiempos de campaña debido a su larga conservación.
El perfeccionamiento en las artes de repostería, con gran desarrollo en la cocina francesa, permitió que las tartas fueran adquiriendo personalidad propia.
El mapa dulcero asturiano, al par que extenso, ofrece también unas singularidades localistas muy dignas de tener en cuenta.
Algunas de ellas son propias de un lugar o comarca, como sucede, por ejemplo, con la venera en el occidente o el panchón por tierras alleranas; otras, aunque con distribución por todo el territorio, mantienen o han recuperado personalidad como ocurre con las marañuelas, cuyos orígenes están en disputa entre los concejos de Carreño y Gozón.
La colineta, palabra que deriva de colina, como viene siendo habitual, tiene su origen incierto y no está pues libre de especulaciones.
La historia de esta TORTA DE ACEITE O TORTA REAL, TIMBALE, PRINCESINA, CUESTA REAL y POLVORETE no está demostrada, pero se supone que fue muy famosa en tiempos de Carlos III y debería de ser una especie de galleta muy rica hecha con manteca de cerdo y almendras.