El ovario de estas aves contiene más de 4.000 óvulos que comienzan a liberarse al alcanzar la madurez sexual, aproximadamente a los cinco meses de edad. Al igual que sucede en otras especies, incluida la humana, con el paso de los años las gallinas dejan de ser fértiles. Por este motivo, las aves más mayores dejan de poner huevos. A partir del tercer año de vida la puesta de la gallina decae, para cesar definitivamente a los ocho años aproximadamente. Los ciclos de puesta están determinados por diferentes factores, como por ejemplo las estaciones del año. La luz estimula determinadas hormonas y por este motivo las gallinas ponen más cuando los días son más largos, es decir, en primavera-verano. Además, el estrés o una dieta pobre en calcio y en proteínas pueden perjudicar la calidad y la cantidad de huevos que encontramos en el ponedero. Las gallinas suelen poner sus huevos a primera hora de la mañana y comunican a sus compañeras la noticia emitiendo el característico cacareo po-po-po. En el caso de que un gallo fértil haya «pisado» a la gallina, la fecundación del óvulo se produciría en el oviducto, antes de llegar al útero. Si la gallina no se ha apareado, pondrá huevos no fecundados.