La siembra de estas variedades se realiza en el mes de febrero y bajo condiciones controladas, preferiblemente en invernadero o en interior, trasplantándose definitivamente a la tierra en primavera.
Para las cebollas cultivadas en febrero, el momento idóneo de su cosecha es a finales de julio y principios de agosto.
Una recogida demasiado temprana provocaría bulbos que tardarán más en secarse y de menor peso, lo que afectará el rendimiento de nuestra cosecha.
Por el contrario, una cosecha tardía podría generar problemas de insolación y quemaduras de los bulbos, por estos motivos es muy importante cosechar nuestras cebollas en el momento adecuado.
Cuando la cebolla ya está en condiciones óptimas para su recogida, podemos ver que sus hojas comienzan a secarse y observamos una caída del cuello de la planta.
Es muy importante recogerlas en días secos, ya que este bulbo requiere ser secado en el terreno durante unos días antes de poder almacenarlo.