La caña es una planta multiuso, de la que podemos obtener alimentos para el consumo humano y animal, químicos farmacéuticos, papel y hasta combustible, pero para conseguirlo tenemos que aprender sobre ella, de dónde proviene la caña de azúcar y cómo sacarle el máximo provecho.
Se estima que, para el año 3000 A.C, esta gramínea tropical, conocida científicamente como Saccharum officinarum, ya era sembrada en Nueva Guinea, de donde pasó a la India y posteriormente a Oriente y Europa.
A partir de 1492, su presencia se extendió al Caribe y América.
Al saber de dónde proviene la caña de azúcar, es fácil entender que su cultivo no es muy exigente en cuanto a suelo, sin embargo, los mejores rendimientos se obtienen en suelos ligeros.
Los que si debemos evitar son los suelos ácidos y calizos, de hecho, el pH óptimo debe oscilar entre 5.5 y 8.
Si lo disminuimos un mes antes de la cosecha, estimulamos la producción y la acumulación de carbohidratos.
Factores como la escasez de agua y los efectos de la radiación solar, amenazan todos los días al sector agroindustrial, pero si aprovechamos la tecnología para monitorear y controlar las cosechas, podemos afrontar con fortaleza todas esas vicisitudes.
Asimismo, el cambio climático, que de aquí al 2050 plantea para varios países de Latinoamérica un aumento de la sequía y la disminución de las precipitaciones, también representa un peligro para la agricultura.
No obstante, al aplicar un mecanismo de monitoreo, tenemos la posibilidad de mitigar los riesgos.
En conclusión, si hacemos buen uso de esta información sobre la caña de azúcar y empleamos herramientas digitales como TrackitAgro para controlar su cultivo, será mucho más fácil tomar decisiones que nos permitan mejorar la eficiencia y producción de este importante rubro.