La filosofía de esta nueva asociación, que apenas tiene dos meses de vida, es donar la carne de caza para su distribución y consumo en comedores sociales, parroquias y organizaciones que participan en la atención de personas necesitadas.
Nosotros somos cazadores, pero también tenemos sentimientos y, si vemos una necesidad, queremos ayudar.
Esta es una forma de regular las poblaciones y de reutilizar esos productos, que no se desperdicien.
La mayor parte de esos conejos se iban a desperdiciar y esta es una forma de darle una salida a toda esa carne y de aprovechar nuestro hobby para un fin solidario.
Por el momento los puntos de recogida de las piezas se limitan a Navarra.
Se han ofrecido a limpiar, despiezar y envasar al vacío la carne de forma gratuita.
Además de hacer las pruebas sanitarias pertinentes y colocar el sello de sanidad que acredita que esa carne es apta para consumo humano.
De esta forma, se confirma que la carne es buena y que no tiene enfermedades, como la triquina en el caso de los jabalíes.
Aún estamos comenzando y tenemos muchos caminos que seguir.
Estamos abiertos a cualquier oferta siempre y cuando cumpla el objetivo de la asociación.
Además, todo el mundo puede colaborar, no hace falta ser cazador.
Pueden ser restaurantes que quieran seguir el ejemplo del Elordi u otras fórmulas o personas que no son cazadores pero que, por ejemplo, pueden ayudar con los traslados.
Nos gustaría hablar con los ayuntamientos para que, en los días en los que se hace el reparto de alimentos, nosotros también podamos colaborar.
Lo ideal sería que nos pudiesen dejar una cámara frigorífica en la que conservar las piezas.
Sin embargo, antes, tienen que hacer frente a otro problema; conseguir una furgoneta congelador para “hacer el traslado sin romper la cadena de frío”.