Lo primero que debes hacer es retirar la capa exterior del calçot, que suele ser más fibrosa y no es comestible. Una vez pelado, moja el calçot en la salsa romesco hasta la mitad, impregnando bien para potenciar su sabor. Los calçots se comen tradicionalmente con los dedos, aunque algunos comensales también optan por utilizar cubiertos para mayor comodidad. El acompañamiento es la clave de los calçots. Generalmente, se utiliza la salsa romesco para acompañar, pero existen otras alternativas como pan con tomate, embutidos variados, carne a la brasa o verduras a la parrilla. Estos acompañamientos realzará aún más los sabores de los calçots. Escoge tu bebida sabiamente. Te recomendamos maridar los calçots con un vino tinto con cuerpo, que tenga la estructura suficiente para equilibrar la intensidad del plato. Si prefieres algo más refrescante, una cerveza artesanal también es una excelente opción. Para culminar esta experiencia gastronómica, nada mejor que un postre tradicional catalán. ¿Qué tal una cremosa crema catalana con su característica capa de azúcar caramelizado? Para disfrutar al máximo de los calçots de Fuenteplateada, asegúrate de seguir estos sencillos pasos y consejos.