La manzanilla se ha ganado el apodo de “reina indiscutida de las hierbas” gracias a sus potentes propiedades antiinflamatorias, antialérgicas, antibacterianas y calmantes.
Tiene quercetina que es un bioflavonoide con efectos antioxidantes y antiinflamatorios que reduce la hinchazón, los dolores corporales e incluso, mejora la digestión.
Tanto la infusión como el aceite esencial de manzanilla ejercen un efecto calmante en personas con insomnio o cuadros de estrés o ansiedad.
La evidencia científica también respalda las cualidades terapéuticas de esta planta.
La manzanilla se ha utilizado para tratar trastornos digestivos, conciliar el sueño y disminuir dolores físicos.
Estos compuestos protegen las células del daño oxidativo, un proceso crucial en la regeneración del tejido.
Los antioxidantes ayudan a reducir el estrés oxidativo y la inflamación, facilitando así la reparación y regeneración del tejido dañado.
La accesibilidad y eficacia de la manzanilla explican por qué su uso sigue siendo habitual en tantos hogares.
Siempre que se las utilice de manera cautelosa, las hierbas pueden proporcionar opciones de tratamiento accesibles y sostenibles al promover un enfoque holístico de la salud.