La idea fundamental de la técnica de la cebolla es organizar una relación por capas, en distintos niveles, que nos lleven desde lo más elemental y exterior, la parte más pública que conoce todo el mundo de nosotros, hasta la más interior y personal, que es aquella en la que se encuentran los secretos, los miedos, los valores de una persona, la parte más privada que no se muestra a nadie o casi nadie.
Teniendo este concepto de la técnica claro, para aplicarla desde el inicio de una relación, basta con ir conociendo a la persona poco a poco, desde esa parte más exterior, hasta la parte más íntima, sin saltarnos ninguna de ellas, de tal modo que se vaya afianzando la relación y estabilizando poco a poco.
El primer paso, la primera capa, tiene que ver con el inicio de la relación.
Es el momento en el que las dos personas se conocen y comparten los gustos, aficiones e intereses.
Puede parecer algo muy superficial, sobre todo, porque esta primera etapa está basada en una ilusión, el interés por ir conociendo a la persona y la atracción física.
Sin embargo, es muy importante para asentar unos pilares y cimientos férreos en la relación.
Así, durante este nivel, muestra atención, conoce en profundidad esos gustos y aficiones de tu pareja, comparte los tuyos y disfrutad juntos de aquellos que tenéis en común, que es la mejor forma de comenzar a tener confianza.
Tras esta primera etapa y capa de la cebolla, toca pasar a la segunda fase, que es aquella relacionada con los sentimientos y emociones, cuando se formaliza la relación más allá de la atracción física y los gustos superfluos.
Así, esta capa es en la que se establece un mayor vínculo y, también, en la que se marcan los límites de la pareja, una fase fundamental para la estabilización, la confianza en el otro y la formalización.