La calçotada es la fiesta gastronómica por excelencia de Cataluña donde, entre noviembre y mediados de abril, es habitual asar esta variedad de cebolla a la brasa en compañía de amigos y siempre con el porrón en la mano. Ya hace un tiempo os explicamos cómo asar los calçots a la manera tradicional, siempre al aire libre, pero no hay motivo para no disfrutar de esta verdura en casa. Los calçots se asan muy fácilmente en el horno y, aunque se pierdan muchas de las cosas que rodean a una buena comida a la brasa, estamos ante un plato riquísimo que, además, podemos incorporar a nuestro día a día. En primer lugar, calienta el horno a 200º C, con el ventilador si tienes. Lava los calçots para retirar la mayor parte de la tierra y colócalos en una bandeja para el horno y cúbrelos con papel de aluminio. Cuando el horno alcance la temperatura, introduce la bandeja a media altura y deja que los calçots se cocinen entre 20 y 30 minutos. Aunque hay diversas técnicas para pelar los calçots, lo habitual es agarrar con una mano la base de la hortaliza y, con la otra, estirar de las hojas verdes centrales, para extraer la parte más tierna, desechando el resto. Los calçots se acompañan siempre de la tradicional salsa romesco, que os recomendamos hacer casera y suelen tomarse como primer plato, al que siguen diversas carnes a la brasa.