La salsa romesco es una de las más emblemáticas de la gastronomía catalana.
Su origen se sitúa en Tarragona, concretamente en la zona de los pescadores, que la utilizaban para acompañar platos de pescado y marisco.
Con el tiempo, su versatilidad ha hecho que se utilice con carnes, verduras asadas e incluso como base de algunos guisos.
El romesco tiene frutos secos y pan tostado.
Los ingredientes clave del romesco son los frutos secos, como almendras o avellanas, que le dan una textura ligeramente densa y un sabor profundo.
Además, incluye pan tostado, que también aporta cuerpo, así como tomates asados, ajo y ñoras, un tipo de pimiento seco que le otorga su característico toque ahumado.
La base de esta salsa incluye tomates asados, ajos y ñoras, similares a los del romesco, pero sin el protagonismo de los frutos secos ni el pan tostado.
Esto la hace más ligera y con una textura algo más fluida.
Además, en muchas recetas tradicionales, se utiliza un toque de vinagre y pimiento rojo seco para darle un sabor más fresco y directo, acorde al dulzor de los calçots.
Mientras que el romesco es una salsa más polivalente, rica y compleja, ideal para una variedad de platos, la salsa de calçots está pensada específicamente para realzar la experiencia de las calçotades.