La diversidad de los panes tradicionales en España tiene raíces profundas en la historia y la geografía del país. Desde la época romana, cuando el trigo se consolidó como la base de la alimentación, hasta la influencia de culturas como la árabe, que introdujo nuevos ingredientes y técnicas, el pan ha evolucionado para adaptarse a las necesidades y preferencias de cada región.
El clima y los recursos locales también han sido relevantes a la hora de elegir los ingredientes. Por ejemplo, los tipos de harinas utilizadas, como el trigo, la cebada y el centeno. Con el paso del tiempo, el pan dejó de ser un alimento básico, para convertirse en el reflejo del estatus social e incluso un símbolo.
Aunque hay más, los siete tipos de panes tradicionales más destacados en nuestro país son los siguientes: Pan de Cea, Mollete, Pan de Pagès, Pan Sobado, Pan de Cruz, Alfacar y Hogaza.
El pan de Cea es originario de la región gallega. Se elabora con harina de trigo de alta calidad, agua, sal y masa madre.
El Mollete forma parte de los desayunos de Andalucía.
El Pan de Pagès es uno de los tipos de panes más conocidos y se cuece en hornos de leña.
El Pan Sobado es originario de La Rioja y destaca por su textura tierna, su corteza lisa y su sabor ligeramente dulce.
El Pan de Cruz es un producto con Denominación de Origen Protegida (DOP).
El pan de Alfacar tiene Indicación Geográfica Protegida (IGP), y es un orgullo de la panadería andaluza.
El de hogaza es otro de los tipos de panes que no necesitan presentación. Es tradicional de varias regiones de España, especialmente en el norte.
La elaboración de los panes tradicionales españoles implica conocer diferentes técnicas artesanales ancestrales y sus adaptaciones modernas.uParam aquí tu párrafo adicional si es necesario.