La salsa romesco es una picada muy utilizada en toda Cataluña y que admite muchas variantes.
La cosa no está muy clara, pero parece que su precursor fue un plato marinero muy típico de la costa de Tarragona cuya base es un sofrito con tomate, ñora, pimentón y frutos secos.
Un primer paso sería separar el sofrito hasta convertirlo en una picada, y finalmente, en una salsa para aliñar pescados y verduras.
Para ello, las tendremos en remojo desde la noche anterior o al menos unas 4-5 horas.
Una vez bien remojadas, les sacamos las pepitas y reservamos la piel con la carne.
Los frutos secos que pongamos deben ser tostados y estar bien pelados, las pieles, si hay muchas oscurecen la salsa y le dan una textura poco adecuada.
La salsa original admite almendras y avellanas, pero hay quién también le pone unos piñones…
La salsa debe quedar con una buena consistencia, ni muy aceitosa ni muy granulada, y con un ligero sabor avinagrado pero sin pasarse.
Si ponemos demasiadas almendras quedará la salsa blanquecina.
Esa salsa, entonces, será más adecuada para preparar pescados en romescada que para servir en la mesa.
Para utilizarla en las calçotadas, nosotros en casa la preferimos más ligera, con algo más de tomate, que quede menos espesa para poder untar los calçots sin problemas.