El gazpacho andaluz es, indudablemente, uno de los platos más típicos de la cocina española.
Con los gazpachos pasa como con otras recetas tradicionales, ya que en cada familia hay una receta infalible, pero en general, todas ellas tienen un tronco común que espero dejaros claro con este post.
En todo caso, lo que sí es indudable es que esta receta de gazpacho andaluz tradicional os va a salir a la primera y os va a gustar mucho más que cualquiera de los gazpachos envasados, saliendo además bastante más económica así que... todos a la cocina para probar a este clásico de las sopas frías, uno de los platos más internacionales de España junto a la paella valenciana.
Aunque en mi familia, jamás se perdona añadir cebolla o pimiento rojo a un gazpacho, la cebolla a veces se puede consentir muy picadita como guarnición -no dentro de los ingredientes triturados-, pero este punto será seguramente controvertido porque en otras casas se hará con cebolla siempre.
Lo del pimiento rojo es más delicado, puesto que siempre que se hacen gazpachos andaluces se debe hacer con pimiento verde que aporta un sabor peculiar que no encaja con el dulce del pimiento rojo carnoso.
Para disfrutar de la receta de gazpacho andaluz tradicional, es conveniente que dejéis enfriar bien el gazpacho, dejándolo un par de horas en la nevera, incluso podéis hacerlo de un día para otro, teniendo la precaución de cubrirlo con un film de cocina para que no se oxide ni pierda sus vitaminas.
Acompañadlo con unos picatostes de pan frito, y cortad los ingredientes del gazpacho en taquitos muy pequeños para que los que quieran puedan servirse un poco de tomate, pepino o pimiento por encima de su plato, como veis en la imagen de portada.
Y para completar el picoteo o una cena fresquita, nada como algo también muy típico de nuestros bares, como un pulpo a la gallega, para unir dos extremos del país, o a vuestro gusto.