Las cebollas son miembros de la familia allium, un género de plantas picantes que también incluye al ajo, puerros y cebollino, y otras especies. Las cebollas moradas se carbonizan a la perfección en la parrilla cuando se cortan en cuñas, y su textura interna se vuelve pegajosa (hasta caramelizada) en lugar de blanda, como lo hacen las cebollas blancas y amarillas. Las cebollas blancas son más intensas que sus compañeras moradas. La cebolla blanca es un ingrediente universal en las cocinas del mundo, utilizada en la sopa de cebolla francesa y la emblemática fuggazeta o pizza de cebolla que tanto se consume en Argentina. Muchas veces hay confusión sobre las cebollas moradas frente a las cebollas blancas, debido a que las primeras son más pequeñas y tienen una piel más roja, aunque ambas tienen sabores casi similares. Las cebollas son esenciales para cualquier cocina, y se benefician de su sabor distintivo en todos sus cortes, utilizándose en sopas, sándwiches, ensaladas, estofados y arroces. Las cebollas de almacenamiento se mantendrán en la cocina durante meses si se almacenan correctamente, y pueden ser intercambiables en recetas, aunque cambian ligeramente el sabor o la apariencia. El color de la cebolla roja es distintivo, con un atractivo color carmesí que crea un interesante contraste en el plato final. El tipo de cebolla que uses dependerá del sabor y el color que estés buscando en tu plato, ya sea una cebolla suave para una ensalada o una cebolla fuerte para una sopa. En términos de intensidad de sabor, la cebolla blanca es la considerada más intensa, la morada más suave, y la amarilla se encuentra en algún punto intermedio.