Sobre el 4.000 a.C, surgió una de las primeras civilizaciones del mundo: los Sumerios.
Este pueblo desarrolló los sistemas agrarios y ganaderos.
Fue la primera vez que se tienen registros del consumo de leche1.
Los griegos tampoco quedan atrás en la cultura láctea, ya que en “La Odisea de Homero” se lee: “Ellas quedaron huérfanas en el palacio, pero la divina Afrodita las alimentó con queso y dulce miel y con delicioso vino”2.
Los lácteos estaban envueltos por connotación divina, siendo así que Hipócrates utilizara la leche como antídoto contra el envenenamiento3.
No nos podemos olvidar de los romanos y de la Leyenda de Rómulo y Remo, en la cual los fundadores de Roma fueron amamantados por una loba.
Gracias a romanos, amantes del queso de oveja y cabra, el consumo de queso fue extendido por toda Europa.
Ya en la Edad Media, los monjes eran los encargados de la producción de quesos.
En el siglo XV, en Suiza, comienza a surgir importantes mercados, siendo, los primeros en desarrollar la industria lechera en Europa3.