Hasta finales del siglo XIX la miel fue el único edulcorante que existía en la sociedad rural asturiana, siendo su recolección un momento de fiesta donde se compartía su consumo con todos los vecinos del pueblo, se trataba de un producto de prestigio debido tanto a su sabor dulce como a las propiedades medicinales que se le atribuían y las colmenas y colmenares eran entregados como dotes de padres a hijas al casarse o como mandas testamentarias.
La miel se usaba en la elaboración de otros productos de gran arraigo en la región, como el escaldao que se comía en las fiestas de navidad, el deventre dulce, los frisuelos, en foyuelos que se comían en carnaval y con el que los padres obsequiaban a los padrinos en el bautizo de un hijo.
Gracias a la gran diversidad de vegetación melífera debido a las particularidades orográficas, edafológicas y climatológicas de Asturias, a la escasa presencia de cultivos y al manejo tradicional se obtiene una serie de tipos de miel que pueden ser diferenciadas desde el punto de vista organoléptico, físico-químico y meliso-palinológico respecto a las elaboradas en otros ámbitos geográficos.
La Miel de Asturias se comercializa con esta denominación desde hace 14 años, gozando de gran prestigio y utilizándose como ingrediente en la cocina tradicional asturiana, apareciendo en numerosas recetas, especialmente de repostería como por ejemplo en el caso del escaldao, el deventre dulce, los frisuelos o los foyuelos.
Finalmente, mieles producidas en el Principado de Asturias han obtenido diferentes distinciones o premios por su elevada calidad, como es el caso de los tipos miel de bosque, miel de madroño o miel de roble en los London Honey Awards del año 2021, miel de eucalipto en los America Foods Awards del año 2021, miel de madroño en el Congreso Nacional Apícola del año 2018, o miel de brezo y miel de castaño en el Congreso Nacional de Apicultura del año 2016.