La naturaleza en España es muy bondadosa y nos regala las primeras cosechas de nectarinas y melocotones, acompañados de hermosas fresas.
Cuando se trata de la llegada del verano la naturaleza en España es muy bondadosa y nos regala las primeras cosechas de nectarinas y melocotones, acompañados de hermosas fresas.
En cuanto a los vegetales nos rodeamos de berenjenas, rabanitos, patatas y tomates cherry.
Es una fruta procedente del Cáucaso, Anatolia y Persia que cuenta con muchos tipos de variedades: amarillas, rojas, negras y verdes.
Cualquiera de sus tipos se caracteriza por tener una pulpa muy jugosa pero sus sabores suelen variar entre lo dulce y ácido.
Al igual que el resto de la frutas de hueso, son propias del verano, por lo que las podremos encontrar con mayor facilidad hasta agosto e incluso, septiembre.
Gracias a la multitud de variedades existentes y a su buena conservación una vez se cosecha, hace que se convierta en una fruta que podemos conseguir comúnmente durante casi todo el año.
El tipo de pera de San Juan la encontraremos en su mejor momento durante los meses de junio y julio.
Es un fruto que se caracteriza por ser más pequeño que las tradicionales, de color verde intenso con una textura crujiente cargada con una pulpa carnosa y dulce.
Su temporada de cosecha es muy corta por lo que merece la pena disfrutarla al máximo durante ese tiempo.
Es una variante del melocotón pero su piel no tiene vellos.
En muchas ocasiones incluso nace del propio árbol del melocotón como una especie de brote mutado que suele ser un injerto para crear una nueva especie.
Además es muy común que los árboles melocotoneros produzcan de vez en cuando y de manera natural algunas nectarinas.
Sus frutos pueden ser de carne blanca o amarilla y estar adheridas al hueso o sueltas.
Caracterizado por venir cargado con un sabor muy dulce, es una variedad del tomate en tamaño pequeño.
Para florecer, crecer y madurar su planta requiere de muchas horas de sol, por lo que su temporada ideal es el verano.
Un alimento rico en carotenoides y vitamina C, que está compuesto principalmente por agua e hidratos de carbono.
Como uno de los ingredientes más utilizados en la cocina mediterránea, el ajo seco tiene sus orígenes en Asia Central, aunque su cultivo se ha extendido por todo el mundo.
En nuestro país se cultiva principalmente en localidades como Andalucía, Castila y León y Castilla-La Mancha.
Su temporada óptima ocurre en junio, en este momento están perfectamente maduros y han alcanzado todo su potencial de sabor y durabilidad gracias a las condiciones climáticas favorables.
Es una verdura que fue introducida por los árabes en Europa a través de la Península Ibérica.
Pertenece a la familia de las solanáceas por lo que es una planta muy exigente en luminosidad, requiriendo entre 10 a 12 horas de luz.
Es muy sensible al frío y soporta muy bien las temperaturas elevadas siempre que haya una humedad adecuada.
Su cosecha empieza a crecer a finales de primavera y sus frutos se disfrutan desde comienzos del verano.
Son ricas en potasio, vitamina C, hierro, folatos y flavonoides.