Los pasteles son más antiguos que el Coliseo romano.
Los griegos ya los hacían mezclando harina, queso batido y miel para dar energía a los atletas.
Imagínate a los corredores olímpicos merendando pastelitos antes de la competición.
Son pequeños, del tamaño perfecto para una persona.
Suelen ser redondos o cuadrados.
La textura es esponjosa, como si fuera una nube comestible.
Llevan poco adorno: un poquito de azúcar glas o glaseado sencillo.
Los comes cualquier día, con el café o la merienda.
Ah, y hay pasteles salados.
Sí, has leído bien.
El pastel de verduras o el de carne también cuentan.
Esto descoloca a mucha gente, pero es así.
Las tartas nacieron en Egipto.
Los egipcios cogían harina, leche y miel, y lo cocinaban al sol sobre piedras.
Básicamente, inventaron la primera tarta solar de la historia.
Son grandes, pensadas para compartir.
Casi siempre redondas, aunque las hay cuadradas.
Tienen varias capas, como un edificio de sabores.
Llevan rellenos elaborados: cremas, frutas, mousses…
La decoración es todo un arte: fondant, frutas, cremas de colores.
Las reservas para ocasiones especiales: cumpleaños, bodas, celebraciones.
Mi abuela siempre decía: «Las tartas son para celebrar, los pasteles para sobrevivir».
¿Y las tortas?
¿Dónde quedan?
La palabra «torta» viene del latín «tortam», que significa torcida.
Imagínate a los romanos dándole vueltas a la masa como si fuera una pizza primitiva.
Las tortas tienen su propia personalidad:
Son planas y densas, no esponjosas como los pasteles.
Generalmente redondas y de tamaño mediano.
Perfectas para mojar en horchata o chocolate caliente.
Muy populares en Valencia.
La torta valenciana es legendaria.
Tienen ese rollo tradicional, de toda la vida.
Di «pastel» cuando hablas de algo individual.
Es para comer cualquier día.
Tiene poca decoración.
Di «tarta» cuando es para una celebración.
Tiene varias capas.
Está súper decorada.
Es para compartir.
Di «torta» cuando hablas de algo tradicional.
Es plana y densa.
Típico de alguna región específica.
Vamos a ser honestos: cuando entras en una pastelería, lo que importa es que esté bueno.
Pero conocer las diferencias te ayuda a pedir exactamente lo que quieres.
Si vas a una pastelería y pides «un pastel de cumpleaños», te van a preguntar si quieres algo individual o una tarta grande.
Si pides «una tarta para el café», te van a mirar raro porque las tartas no son para el café del día a día.
En Pepina Pastel llevamos años perfeccionando estos tres mundos.
Tenemos pasteles esponjosos para tu merienda, tartas espectaculares para tus celebraciones y tortas tradicionales que te transportan a la Valencia de siempre.
Y ya sabes, tanto si quieres un pastel para picar, una tarta para celebrar o una torta para mojar en horchata, en Pepina Pastel tenemos de todo.
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