Los investigadores han detectado a nivel mundial, por lo menos unas 300 especies de calamares que se encuentran distribuidos en los distintos océanos. En algunos mares, como por ejemplo los adyacentes a Japón, desde la década del ’80 viene disminuyendo la cantidad en esas aguas, además que se ha modificado el tamaño, en al menos un 10%. Japón posee una de las tasas más altas de consumo de mariscos y pescados en general en todo el planeta, pero el faltante y la modificación en su calidad del calamar ha hecho que se incline hacia el cefalópodo que llega ya procesado desde América del Sur. Los científicos han estado tratando, en los últimos 60 años al menos, establecer la acuicultura del calamar pero no lo habían logrado. Ahora, con diversas modificaciones, lograron cerrar el ciclo de vida del calamar, además que se ha hecho de un modo eficiente y sobre todo más económico para poder ser comercializado, apuntando a un sistema que específicamente brinda buenas condiciones para el desove y la eclosión. Los investigadores sostienen además que “aplicamos el conocimiento de diferentes partes de la acuicultura e hicimos muchos ajustes. Este innovador sistema de acuicultura está direccionado a un grupo de especies llamadas calamar ovalado. En Japón, en la ciudad de Okinawa, poseen tres especies de calamares ovalados, entre los que se encuentran en el océano y los lugares continentales, buscando hoy en día poder comercializarlo a través de distintas empresas, para lo cual ya han comenzado a gestionar una patente para lo que se podría considerar una invención.