El momento ideal para la fertilización se centra en dos periodos clave del ciclo vegetativo del olivo: la brotación primaveral y la postcosecha.
La primavera, coincidiendo con el inicio de la brotación, es el momento más importante para la fertilización del olivo en secano.
En esta fase, el árbol requiere una cantidad significativa de nutrientes para desarrollar nuevas hojas, flores y frutos.
Una fertilización adecuada en esta época asegura un buen cuajado, mayor número de frutos y, en consecuencia, una mayor producción.
Es esencial que el aporte de nutrientes se realice antes del inicio de la floración, permitiendo que el árbol absorba los nutrientes y los utilice eficazmente para el desarrollo de sus órganos reproductivos.
Tras la cosecha, el olivo inicia un periodo de recuperación y preparación para la próxima temporada.
En esta fase, la fertilización tiene como objetivo restituir los nutrientes consumidos durante el ciclo productivo y acumular reservas para la próxima brotación.
Una fertilización adecuada en este periodo fortalece el árbol, mejora su resistencia a enfermedades y plagas, y prepara el terreno para una floración abundante en la siguiente primavera.
En este periodo, se puede optar por fertilizantes con un mayor contenido en fósforo y potasio, que contribuyen a la formación de raíces y al fortalecimiento de la estructura del árbol.
La aplicación de nutrientes en los momentos clave del ciclo vegetativo, primavera y postcosecha, y el conocimiento de las características del suelo y el árbol son determinantes para el éxito de esta práctica.