El vino rosado es una opción versátil, ligera y refrescante que se adapta a muchas comidas.
En México, el vino rosado ha ganado popularidad por su frescura, siendo una excelente opción para acompañar platillos típicos.
La frescura del pescado o los mariscos combinan perfectamente con la acidez ligera y el toque frutal del rosado, sobre todo con vinos como el Casillero del Diablo Reserva Rose o el Trivento Reserve Rosé Malbec.
La combinación de dulzura y picante de la fruta se complementa muy bien con vinos como el Reservado Dulce Rosado o el Tablas Rosé, ambos con notas afrutadas que realzan el sabor de las frutas frescas como la sandía, el melón y la piña.
La textura suave del queso y los sabores terrosos del huitlacoche se equilibran con la acidez del rosado, mientras que la flor de calabaza aporta frescura.
Los sabores cítricos del ceviche resaltan las notas frutales y la frescura del Casillero del Diablo Reserva Rose o el Trivento Reserve Rosé Malbec.
Las notas de frutas tropicales de este vino complementan la piña y suavizan las especias del platillo, creando una explosión de sabores en cada bocado.
La acidez del tomatillo y la cremosidad de la salsa se complementan a la perfección con un vino como el Casillero del Diablo Devil’s Collection Rosé, que tiene una buena estructura y frescura que resalta los sabores del plato.
La suavidad del atún y la cremosidad del aguacate contrastan perfectamente con la acidez del vino, creando un balance armónico en el paladar.
El dulzor de la nogada y las frutas del relleno del chile encuentran en el rosado un compañero ideal, ya que realza los sabores sin sobrecargarlos.
El vino rosado es una opción versátil y fresca que se adapta a una gran variedad de platillos mexicanos.