La tortilla de patatas, también conocida como tortilla española, es un plato emblemático de la gastronomía española.
Aunque parece sencilla, su elaboración tiene secretos que pueden marcar la diferencia entre una tortilla común y una extraordinaria.
Uno de los aspectos más importantes es cómo se preparan las patatas.
Desde el corte hasta la fritura, cada paso es crucial para obtener una textura y sabor perfectos.
El primer paso hacia una tortilla excepcional es el corte de las patatas.
Este detalle, que a menudo se subestima, define la textura final del plato.
Lo ideal es cortar las patatas en rodajas finas, de unos 2-3 milímetros de grosor, o en cubos pequeños si se busca una textura más granulada.
La fritura es el siguiente paso clave en el proceso.
Freír las patatas no implica simplemente dorarlas; la técnica adecuada es confitarlas.
La cebolla aporta dulzura y jugosidad, pero debe estar bien cocinada para que no sobresalga en el sabor final de la tortilla.
Una vez que las patatas estén listas, es fundamental escurrirlas bien para eliminar el exceso de aceite antes de mezclarlas con los huevos batidos.
Se recomienda dejar reposar esta mezcla unos minutos para que los sabores se integren.
Por último, la mezcla se vierte en una sartén con un poco de aceite caliente y se cocina a fuego medio, ajustando el tiempo según se prefiera una tortilla más jugosa o más cuajada.