La pota se conoce también como calamar gigante, luras en Galicia o jibia en Latinoamérica, aunque la jibia en España es la sepia, que se llama choco en función de su tamaño.
La pota abarca varias especies: la común, la voladora, la costera o la argentina, que es la más apreciada y la más cara dentro de la pota, pero que sigue lejos de los precios más caros del calamar.
La pota tiene las aletas mucho más grandes y manchas rosadas más oscuras, pero el sabor de ambos cefalópodos es similar.
La pota tiene un gusto más potente y una textura más ruda, que se disimula en parte si la pieza se reboza, pero ninguna de las especies de pota alcanza el sabor del calamar.
Eso sí, las propiedades nutritivas son casi idénticas, con un considerable aporte de proteínas, fósforo, potasio, magnesio, selenio, hierro, vitaminas B3 y B12 y escaso aporte de grasas.
El precio del kilo al natural de pota neozelandesa para piezas enteras ronda los 5 euros en España, mientras que la que ya ha sido limpiada y elaborada en tubos está en torno a los 6,50 euros, que son más de 8 si se dispensa ya limpia y cortada.
Solo el kilo de calamar pequeño nacional al natural y sin elaborar puede tener un precio similar al de la mejor pota en las mismas condiciones: unos 7 euros/kilo.
El calamar patagónico argentino, el más habitual, es el que más se confunde con la pota y el que, por ello, más picaresca suscita, puesto que en gran medida es pota y su precio lo delata: 7 euros el kilo.
El calamar nacional mediano cuesta entre 17 y 19 euros el kilo, y el calamar nacional extra, que son piezas seleccionadas, entre 19,50 y 22,50 euros/kilo.
Así, comprobamos que el precio del calamar puede doblar ampliamente el de pota e incluso triplicarlo si hablamos de productos frescos de pescadería.