Los callos del pie son un problema que puede resultar muy molesto y antiestético que aparece a causa de una excesiva presión o fricción de forma continuada sobre la piel, que para protegerse, reacciona creando unas ampollas o úlceras que comúnmente conocemos como callos.
Los callos del pie son unas durezas que aparecen como mecanismo de defensa de la piel a causa de un constante roce o fricción, y que además de antiestéticas, pueden resultar muy molestas e incluso llegar a infectarse si no se tratan adecuadamente.
Hay que diferenciar entre los callos duros, que acostumbran a aparecer en la parte superior de los dedos del pie o alrededor de las articulaciones, caracterizándose por tener forma redonda y perfectamente definida, así como por resultar muy duros al tacto.
Y por otro, los callos blandos, también conocidos como ojos de gallo, que es un tipo de callo que se forma entre los dedos, que tiene forma redonda y a diferencia de los anteriores, blandos al tacto.
Una vez sabemos qué son, vamos a ver las principales causas por las que aparecen los callos en los pies:
Utilizar un calzado que no se adapta al pie correctamente, ya sea porque quedan pequeños o grandes.
Usar calzado deportivo para hacer ejercicio que no tenga la suficiente amortiguación, lo que puede aumentar la fricción y la presión sobre los pies.
Padecer malformaciones como los juanetes o los dedos en garra.
Permanecer de pie largos periodos de tiempo.
La edad, ya que con el envejecimiento, la piel se vuelve más sensible y está menos protegida.