La variedad albarín es originaria de Asturias y es diferente del albariño gallego o del albillo, con las que se la había emparentado. Ya en 1879 el periodista asturiano Suárez Cantón la calificó como una uva «muy buena» y la describía como «blanca, de racimo mediano poco apretado; mediana y redonda, amarilla dorada; hollejo delgado y gusto azucarado». Sin duda, el sabor refrescante, de estos caldos, son propicios para todas las épocas del año, pero en Verano brillan con luz propia, acompañando cualquier plato ligero, pescados o ensaladas, aunque desde la Despensa, nunca nos cansaremos de recomendar un buen vino Albarín con platos más complejos y contundentes, incluso con un cocido. Muchas Bodegas de León pueden presumir de buen albarín, podríamos distinguir algunas, como el Albarín blanco de Bodegas Gordonzello o la mejor reivindicación para la «figura imprescindible» ya mencionada de Pedro Marcos, de Bodegas Marcos Miñambres a quien, «el vino en general y la denominación de origen en particular deben un reconocimiento. El fue quien apostó por el albarín los inicios. Otra bodega que puede presumir de Albarín, es Pardevalles, quedan llevado su Albarín Blanco a las cotas más populares de la D.O. León, acompañado también con el Albarín de Bodegas Pincerna, otro de los ya clásicos. El Pobladura Albarín también se ha echo un hueco en el templo de los Albarines de León, y destaca también el delicioso Albarín de Bodegas Tampesta tanto por su sabor como por su imagen. Uno de los también clásicos es el Valjunco Albarín de Bodegas VILE La Finca, que llevan años defendiendo la variedad. Sin duda, pedir un Albarín es defender lo nuestro, apoyar a los productores y bodegas de la provincia y cómo no, disfrutar de un sabor característico, refrescante y perfecto para los meses de verano, aunque como no podría ser de otra manera, funcionan genial todo el año.