Dolor estomacal, distención abdominal, reflujo, hinchazón y meteorismo, son algunos de los síntomas que sufren los pacientes con el diagnóstico de trastorno digestivo funcional o colon irritable, razón por la cual deben cuidarse de la cebolla, entre otros alimentos.
Esto se debe a que dicho vegetal pertenece al grupo Fodmap, o alimentos que fermentan a nivel intestinal, como el ajo y las legumbres, por ejemplo.
Según la Dra. Alexandra Bejar, gastroenteróloga del Hospital El Carmen, un alto porcentaje de la población chilena padece de dicha enfermedad, quienes deben tomar diversas precauciones en estas fechas.
“La cebolla no debe ir frita, lo ideal es que sea remojada en agua tibia antes de cocinarla, picarla unos días antes y dejarla en remojo”, indicó.
Agregó además que “es de mucha relevancia consumir preparaciones en lugares donde sepamos cómo se elaboraron los alimentos”.
Si el problema no es el malestar, sino el sabor fuerte del vegetal, existen diversos secretos para suavizar el gusto de la cebolla al momento de prepararla.
Pese a las dolencias o incomodidad que provoca sus características y gusto (al punto de hacer llorar a quien la corte), según indica el medio de Salud, Webconsultas, expertos de La Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) recomiendan que se incluya en las comidas diarias.
Esto se debe a su alto contenido de flavonoides, potentes antioxidantes presentes en frutas, verduras y especias, que ayudan a asistir al sistema inmunológico, y también poseen propiedades antinflamatorias para el organismo.
En este sentido, y para conservar sus propiedades, los expertos en Salud recomiendan consumirla preferentemente cruda, ya que de esta manera conserva de mejor forma sus nutrientes.