Lejos de lo que pudiéramos pensar, no se trata ni de Italia ni de Francia, cuya cocina podría tener ciertas similitudes con nuestra gastronomía, sino que la otra morcilla europea se fabrica en Finlandia, concretamente, en una de las regiones gastronómicas más potentes del país: Tampere.
En este caso se llama mustamakkara, que significa literalmente salchicha negra, y es un plato típico de esta ciudad a poco más de una hora de Helsinki, sobre todo para hacer un desayuno tardío y también a la hora de comer.
La mustamakkara está hecha, igual que nuestra morcilla, con sangre de cerdo, carne de cerdo picada, a la que se le añade centeno triturado y harina antes de embutirla en una tripa exactamente con el mismo sistema que la versión española.
El sabor es muy parecido, quizás un poco más suave la finlandesa, pero la sorpresa absoluta viene al comprobar cómo se la comen en esta región.
Se puede comprar en carnicerías y también en quioscos callejeros pero una de las mejores mustamakkara que podemos encontrar está en el Mercado de Tampere, donde se puede adquirir para cocinarla en casa, pidiéndola siempre por euros y no por centímetros, o tomarla ya hecha con una especie de mermelada de arándanos y un vaso de leche fría.
De hecho, como hemos dicho, para los finlandeses es un plato típico para un desayuno tardío debido a su contundencia y evitan, eso sí, tomarla por la noche ya que, al contrario que muchos españoles, consideran que las cenas no deben ser tan fuertes.
Lo curioso de la morcilla finlandesa es su relación con la leche ya que se puede cocinar con ella, aunque lo normal es hacerlo en una sartén con aceite o con agua hervida, y luego acompañarla de un vaso de leche bien fría, según el gusto.
Lo que no puede faltar es ese toque dulce que le da la salsa de arándanos en la que mojar la mustamakkara a cada bocado.
Puede ser una salsa seca o mermelada pero los arándanos, y las bayas en general, son uno de los ingredientes clave que no falta en ningún plato finlandés.
La mezcla del salado de la salchicha negra con el dulzor de la salsa crea un contraste que puede sorprender al principio pero que ha acabado por imponerse entre todos los que quieren disfrutar de uno de los platos más tradicionales de esta parte del país.