Los apellidos son unos nombres que sirven para designar a los miembros de una familia, y que se transmiten de padres a hijos.
En la antigüedad no existía tal cosa como los apellidos, prueba de ello es la Biblia, en la que la gente era conocida por sus nombres, su rama familiar, o su apodo.
A medida que la población fue creciendo, era cada vez más difícil diferenciar a las personas que tenían el mismo nombre, y aquí se originaron los apellidos.
Un ejemplo de esto era cuando, en la antigüedad, el mensajero debía enviar una carta a alguien llamado Juan, pero se preguntaba «¿A cuál Juan debo enviar la carta.
¿Al del monte, o al del valle?».
Aquí se originan los apellidos denominados apellidos topónimos, que vienen del lugar donde vivían aquellas personas.
En esta categoría pueden entrar apellidos tales como: Arroyo, Costa, Rivera, Peña.
También podían heredar como apellido la ciudad donde vivían, como, por ejemplo: Juan Burgos, Juan Madrid, Juan Toledo.
Además de ello, apellidos como Torres, Fuente, Iglesias, o Palacios, se originaron por la cercanía de la vivienda de la gente a estas estructuras.
O También encontramos apellidos por rasgos de la personalidad, y físicos, tales como: Delgado, Amable, Cortés.
La procedencia de apellidos más curiosa, y a la vez más común en la actualidad, son los apellidos terminados en «Ez», ya que EZ significa «Hijo de», como, por ejemplo: Rodríguez; Hijo de Rodrigo.
Y así mismo ocurre en otros idiomas, como por ejemplo «Jonhson», significa «hijo de John», en idioma inglés.
Así es como se originaron los apellidos, por una necesidad, y así mismo siguieron siendo necesarios.