La Ribera del Duero es una de las Rutas del Vino por excelencia que recorre el corazón de la Península Ibérica, concentrándose entre Valladolid y Burgos.
Parada obligada para la práctica del enoturismo son las bodegas de la Ribera del Duero, visitarlas, recorrer sus galerías y salas de barricas y, sobre todo, catar sus excelentes vinos DO Ribera del Duero.
Culturalmente, esta Ruta del Vino tiene mucho que ofrecer, con pueblos y villas cargados de patrimonio como iglesias, monasterios, castillos, plazas y mucho más.
En el plano natural, esta región está rodeada de parques y naturaleza, que los amantes del senderismo no pueden dejar de descubrir.
No se queda atrás la gastronomía típica de la Ribera del Duero, con el lechazo asado en horno de leña como icono, pero con embutidos, postres y caldos que todo turista debería probar en su paso por esta Ruta del Vino de renombre internacional.
La villa medieval de Peñafiel es posiblemente la villa más icónica de la ruta del vino de la Ribera del Duero.
Conocida sobre todo por sus bodegas históricas y por sus asadores, esta villa es parada obligada para todo aquel que va de turismo a la Ribera burgalesa.
El casco antiguo de Aranda de Duero es todo un monumento vivo donde admirar la tradición vitivinícola.
Soria probablemente sea la región menos conocida de la Ribera del Duero, pero paradójicamente es la que más extensión de viñedos atesora en la Denominación de Origen de la Ribera del Duero.
En el plano gastronómico, la cocina de Soria hace un auténtico homenaje al cerdo y la caza.