Debido a que los dos tipos se elaboran de forma distinta, su aporte nutricional y sus efectos en nuestra salud también varían.
El azúcar blanco, el más comúnmente utilizado, se somete a un proceso de purificación final mecánico, que implica la centrifugación para eliminar cualquier impureza y dejar solo los cristales de sacarosa.
Este proceso de refinamiento elimina la mayoría de los nutrientes y la melaza, dejando un producto que consiste principalmente en hidratos de carbono simples, como explica la Fundación Española de Nutrición.
Por otro lado, el azúcar moreno no se somete a este proceso de purificación final, por lo que retiene más nutrientes y melaza.
Esto significa que conserva vitaminas del grupo B y minerales como sodio, potasio, magnesio y calcio, una serie de nutrientes adicionales pueden aportar ciertos beneficios para la salud en comparación con el azúcar blanco, que carece de ellos.
El consumo excesivo de azúcar, ya sea blanco o moreno, puede tener efectos negativos en la salud, pues se ha relacionado con un mayor riesgo de obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades del corazón y otros problemas de salud.
En cuanto a cuál es mejor para la salud, el azúcar moreno parece tener una ligera ventaja debido a su contenido ligeramente mayor de nutrientes.
Sin embargo, esta diferencia es mínima y no justifica un consumo excesivo de azúcar moreno en lugar de azúcar blanco.
En última instancia, lo más importante es limitar la ingesta total de azúcar y optar por fuentes de carbohidratos más saludables, como frutas, verduras y granos enteros.
La Fundación Española de Nutrición ha realizado estudios que revelan que en España se consume una media de 71,5 gramos al día de azúcar, lo cual supera significativamente la ingesta recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 25 gramos diarios.
Este alto consumo de azúcar, principalmente proveniente de alimentos procesados con un alto contenido de este ingrediente, como zumos industriales, yogures, postres lácteos y chocolates, ha llevado a que la población infantil y adolescente consuma el 21,5% de la energía de la dieta en forma de azúcares totales.